jueves, 4 de noviembre de 2010

Usted elige.

Entrare en reflexión, recuerde que usted puede no estar de acuerdo con lo que yo expongo, pero no hay razón para que no lo haga.
Ante tanto acoso me surgen ganas de mostrarles a aquellos que se atreven a soñar, que corren insaciablemente  detrás de sus utopías, que existe una posibilidad de nutrir a este hombre para llegar a una soberanía alimentaria.
Como expone Eduardo Galeano “hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres”
Vivimos en un mundo que es regido por la lógica del mercado, por ese mercado que día a día nos golpea la puerta de nuestro ser y lo invade, por medio de excelentes estrategias comunicaciónales, queriéndonos imponer falsas verdades.
Lo mas grave, es que logran imponer asociaciones de palabras referidas a la salud, a lo divertido, con alimentos que lejos están de poseer esas cualidades. Un claro ejemplo son los jugos en sobre y la mayoría de los alimentos industrializados.
Aquí me pregunto que hay de nuestro saber alimentario, esa exquisita construcción cultural y social que se trasmitía de boca en boca sin intermediaros, de mesa en mesa.
¿Donde habrá quedado? Hoy comer fideos que se cocinan en 7 minutos con una salsa que se calienta en 3 minutos, lo asociamos a un almuerzo sano e ideal por su corto tiempo de elaboración y por toda la información que los medios nos dieron para elegir ese alimento para toda nuestra familia. Aunque no sepamos cuales son sus ingredientes, como se cultivan, donde, ni quien.
Estamos ante un proceso clave, estamos perdiendo valores, aquella construcción del saber alimentario  que se daba en el contexto de una mesa, en la que había que respetar las pautas del otro y obviamente la comida elegida por el cocinero que además compartía a la mesa. Cuan compleja resulta esa construcción y cuan rica.
La alimentación es un echo social en toda la historia así lo fue, pero hoy se desplaza la mesa, la alimentación carece de ese otro cultural que le daba el carácter de echo social.
Hoy picoteamos, elegimos solos frente a la heladera sin pautas que respetar sin experiencias que compartir.
Como dice Galeano es un desafió constante pero cada uno de nosotros elije que quiere para si y cada uno puede cambiarlo si así lo desea.
Dejemos de tirar la cuerda del lado de quieres se han apoderado de nuestra mesa, dejando consecuencias sobre la salud increíbles que afectan a todos los que se sometieron a su consumo, dejando marcas genéticas irreparables en sus generaciones futuras.
Pero con esta lógica de mercado no importan ni las generaciones futuras, ni el futuro, ni el ecosistema, mucho menos la sustentabilidad, dios mercado así lo creo.
Por momentos pensé que el colectivo social había comprendido que el dios mercado como lo vendieron se callo a la tierra dejándonos en situaciones horrorosas, de caos, hambre, pobreza, e indigencia extrema.
Creo en su conciencia tire la cuerda de su lado, no busque alimentos exóticos industrializados, no crea en las publicidades alimentarias, revalorice su cultura alimentaria, reconozca el valor que nuestros mayores le dieron a la tierra, a la alimentación y por ende en la construcción del saber alimentario que llevaban y llevan a cabo.
Los alimentos industrializados baratos, salen muy caros, sus grandes cantidades de sal, azúcar y grasas soy el principal  responsable del bendito síndrome metabólico, que incluye a la diabetes tipo II, hipertensión arterial, dislipemias( colesterol y grasas elevados en sangre) y que tantos problemas ocasiona a la salud..
Sea conciente puede cambiarlo todo en cada bocado.


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Reflexion

El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar: a muchos condena al hambre de pan y a muchos más condena al hambre de abrazos. Eduardo Galeano. "El libro de los Abrazos"