sábado, 3 de octubre de 2009

Bajar de peso: ¿cuál es el mejor método?

Por Ana Gras

Son muchas las opciones que actualmente se conocen para obtener un peso saludable. Tantas alternativas hacen necesario un replanteo de qué efectos produce cada una en el organismo para aprender a elegir sin arriesgar la salud.

Los métodos conocidos


Existe en los medios de comunicación una invasión constante de publicidad que vende productos listos para usar, que darían rápidos resultados a un problema que no tan fácil parece solucionarse: se trata del incremento del sobrepeso y la obesidad en la sociedad occidental, la gran consumista del mundo. Ya no asombran, desde hace años, las publicidades tan insistentes de “compre ya” y “empiece ahora mismo”. A lo que sería bueno competirle con una publicidad responsable que diga “Consulte a los profesionales de la salud, piense y actúe, paso a paso, de a poquito”, porque el rápido anuncio no es lo mismo que el proceso humano de cambiar. Es necesario entender que detrás de cada producto hay un “gran” empresario y un plantel de recursos humanos que cobra por la venta de estos, entre los que se destacan aquellos publicistas que dibujan un comercial atrapante y engañoso, no del todo sincero, que logra sorprender y convencer a aquel espectador que no tiene hábito o tiempo disponible para descubrir si eso que dice la tele es verdad.
La pastilla conocida por los famosos que la consumieron y bajaron de peso, está publicitada por algunos que nunca tuvieron sobrepeso (ej: aquel que subió 3 kg de su peso habitual). Esta pastilla, con su ingrediente activo, Picolinato de Cromo, es promocionada como quemadora de grasa y capaz de evitar que se acumule. De estas dos acciones solo es verdad que evita que se acumule, ya que funciona como un barredor de grasas de los alimentos que se consumen en el día, y no como quemador de las grasas que ya están acumuladas en el abdomen, tal como la muestra gráficamente la publicidad. Entonces, la mentira hace la diferencia, porque no es lo mismo eliminar lo que se tiene, qué eliminar lo que no se absorbió, proceso que implica perder vitaminas propias que se encuentran en las grasas de algunos alimentos, y que de ninguna manera deben faltar a un organismo para que tenga óptima salud. Son las Vitaminas A, D, E y K que al no absorberse el cuerpo comienza a carecer de ellas y manifestar cambios que ponen en riesgo mecanismos de defensa y protección propios del cuerpo humano. Además, el reconocido comercial no cuenta que el producto incluye Plan de Ejercicios basado en Pilates + Plan de Ejercicios ¿Será porque pedirle al consumidor que haga movimientos por su propia voluntad no es fácil de vender? Es probable si se piensa en personas que han aumentado de peso a causa de la falta de equilibrio entre dos hábitos importantes de cumplir para favorecer su salud, como lo es la dupla “alimentación + actividad física”.
Otro conocidísimo producto “mágico” y fácil de vender es el licuado rico en nutrientes que se fomenta de la siguiente manera: “simplemente reemplazamos el desayuno y una de las comidas principales por un batido o shake del sabor que más nos guste”; es decir, se trata de una oferta tentadora que propone al consumidor, que, frente a su familia debe hacer la diferencia y sentarse a la mesa a tomar un licuado diario, a la hora en que todos comen una comida. ¿Es esto bueno o malo? Es una alternativa que apuesta a un nuevo hábito anti-cultural, ya que si hay algo que nos identifica es el plato que elegimos comer, de acuerdo a las costumbres y posibilidades económicas. Hay que imaginar que el mismo licuado, sabroso, a diario, sin una tostada que lo acompañe puede terminar siendo un insípido momento del día, y, a fuerza del desgaste, se termine dejando el fabuloso plan que prometía un cambio en la salud. Sin engaños, con imágenes de personas que testimonian haberlo logrado, el consumidor frente a la tele puede creer que “realmente funciona”, pero desconoce qué nuevos hábitos debieron hacer estos afortunados para mantener el peso alcanzado. ¿O acaso el beber dos licuados al día es un aprendizaje para toda la vida?
Y, desde otro punto de vista, nuevamente, quizá un empresario (o el personal de marketing) pensó en como atraer al consumidor occidental, que ha aumentado de peso a causa de un estilo de vida con horarios dedicados al trabajo, y elementos de recreación que motivan a que sea sedentario (ej.; televisor, video juegos, Internet, etc.). En este caso lo que se oferta en anuncios televisivos es un aparto especial diciendo que es “ideal para perder unos kilitos y mantenerte en forma cómodamente” que realiza masaje electrónico capaz de estimular los músculos 600 veces en 10 minutos. Aparenta ser una alternativa saludable, que funciona a pilas, y es fácil de transportar así como de usar, ya que la persona no debe trabajar el músculo por su propia cuenta sino que con este aparto el trabajo es externo. Y ¿qué pasa con la voluntad de la gente sana? Cabe aclarar que este mismo producto se usa en fisioterapia para tratar a personas que no pueden ejercitar sus músculos si no es en forma pasiva, para no dañar más a los tejidos implicados en el ejercicio; por lo tanto, estos son objetos que se utilizan para mejorar el potencial de vida de personas con capacidades diferentes.

El camino a la salud

Para algunas personas, pensar en bajar de peso resulta un deseo casi inalcanzable, porque piensan en estos productos y reconocen que es difícil adquirirlos en términos económicos (suelen haber otros gastos en la vida de cualquier humano), o bien, reconocen que han abandonado caminos anteriores en que han intentado a dar los pasos, y eso genera un sentimiento de angustia al pensar en volver a empezar.

Es importante que, para arriesgarse a tener un mejor estado de salud, se consulte profesionales médico y nutricionista en forma conjunta, también de kinesiología – en caso de prevenir problemas de articulación-, así como profesores de educación física ante la necesidad de saber más sobre ejercicios. Cada persona es única y el tratamiento que debe realizar responde a ello. Ello implica el nacimiento de un nuevo compromiso entre el personal y el sistema de salud para que facilite las consultas al paciente que consulta, de modo que el camino a la salud no sea entorpecido por pasos burocráticos, sino que permita la fluidez con responsabilidad.

El mejor método: cuando se hace educación alimentaria

Las posibilidades de acercarse al cambio se dan en Instituciones de Salud públicas y privadas, el acceso es posible y se ajusta a que la salud es un derecho, que se enlaza con otros muy importantes como el derecho a ser educado y a alimentarse. Luego de evaluarse la situación personal, y determinar el peso posible a alcanzar, el paciente comenzará un proceso educativo que se renovará en cada reencuentro con los responsables de la salud que elija acompañado de un plan de alimentación y actividad física. Se tendrán en cuenta aquellos signos y síntomas que la persona padece a causa del sobrepeso o la obesidad, se indagará sobre aspectos de su vida que guíen hacia un camino alcanzable, en el que se haga posible lograr los pequeños cambios que en estos casos se requieren, teniendo en cuenta las costumbres alimentarias, las actividades diarias tanto laborales como domésticas, las posibilidades económicas para adecuar la obtención de alimentos en forma coherente a ello, y, los gustos y disgustos que implica elegir un ejercicio adecuado.

La estrategia que garantiza bajar de peso y mantenerlo a largo plazo intenta mejorar los aspectos que desfavorecen la salud en el estilo de vida que tiene la persona, se reconocen los puntos personales a renovar, y se acuerdan objetivos a corto y largo plazo entre profesional y paciente. Durante el tratamiento se conoce a la persona, y se renuevan las propuestas, así como se baja la exigencia que a veces se presenta, si lo que se quiere es mantener el entusiasmo para llegar a la meta. Es este el marco personalizado que se responsabiliza de la salud del paciente y garantiza un seguimiento, control, apoyo y motivación para poder bajar de peso.

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Reflexion

El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar: a muchos condena al hambre de pan y a muchos más condena al hambre de abrazos. Eduardo Galeano. "El libro de los Abrazos"